Que jugar es una de las mejores maneras para que nuestros niños y niñas se descubran a sí mismos y exploren el mundo no es ningún misterio.
Mediante el juego los peques pueden explorar todos los campos de la realidad que les rodea y hacer la “simulación” del mundo en un entorno seguro, controlado y, sobre todo, divertido.
Por eso hoy queremos hablarte de un capítulo fundamental en la infancia de cualquier niño y niña: el juego social y los beneficios que les aporta en su desarrollo social y emocional.
El juego permite a los niños y niñas desarrollar aprendizajes, potenciar la imaginación, descubrir el entorno que les rodea, mejorar su expresión corporal y comunicativa, además de fomentar la creatividad. Por todo esto es tan importante que el juego esté integrado en sus primeros años de vida.
Cuando hablamos de juego social, es decir, aquella parte del juego que se desarrolla junto a otros (niños o mayores), los beneficios y las habilidades que potencia son aún mayores.
Déjanos explicarte al detalle los principales beneficios que aporta a nuestros peques el juego social. Durante la lectura de este artículo te darás cuenta de la importancia que este tiene para el desarrollo personal de los niños y niñas.
El primer beneficio es obvio: el juego social divierte, como cualquier otro juego. Hacerlo junto a otras personas, sean amigos, hermanos o padres puede divertir muchísimo más.
El juego en equipo ofrece una variedad de juegos y dinámicas que harán pasar a los más pequeños de la casa momentos únicos que los juegos individuales no permiten.
Conexión emocional
El juego permite a nuestros niños y niñas aprender a desarrollarse emocionalmente, ya que durante el mismo harán frente al miedo, la ira, la frustración, la alegría… en una situación controlada.
Ya no solo aprenderán a entender su estado de ánimo sino también el de las otras personas que están interactuando con ellos y ellas.
Fomenta la participación
En el transcurso del juego social se dan situaciones como formar equipos, adoptar distintos roles, tomar decisiones, dividir tareas, etc. Todo ello fomenta la participación de nuestros peques. Algo fundamental que les servirá para poder trasladar y utilizar estos aprendizajes en todos los aspectos de su vida.
Durante el transcurso del juego nuestros niños y niñas deben expresar opiniones y defender sus posturas. Esto repercutirá en su desarrollo en múltiples beneficios como disponer de mayor autonomía, iniciativa personal, responsabilidad y espíritu de superación.
Unido al punto anterior, el juego social potencia de manera exponencial el desarrollo de las habilidades sociales de los niños y niñas. Fomenta la comunicación y conexión con otros peques, les ofrece posibilidades para que aprendan a expresarse en público, valorarse a si mismos y mostrar los aspectos positivos de su persona, lo cual es fundamental para su desarrollo personal.
Trabajo en equipo
El juego social es una de las maneras más efectivas para que los niños y niñas aprendan a trabajar en equipo. Algo fundamental para su futuro, tanto personal como profesional.
El juego social es una actividad ideal para que los peques aprendan a organizar sus tareas y funciones y sean capaces de tomar decisiones que les afectan tanto a sí mismos como a los demás. Esto permite el desarrollo de habilidades de cooperación y ayuda mutua, fundamentales para la vida en sociedad.
Respetar a los demás y fomentar relaciones
El diálogo y la conexión con los demás es una de las mejores maneras para que, desde bien pequeños, aprendan a respetar a los demás.
Esto se hace imprescindible para fomentar las relaciones personales y, por supuesto, las amistades. Mediante el juego social nuestros peques harán amigos que, como nos ha pasado a todos, podrán perdurar durante toda la vida.
Aprender a escuchar y empatizar
Para que el juego social sea algo divertido y satisfactorio deben aprender a escuchar a los demás participantes. Tener en cuenta las opiniones y propuestas que hacen otros niños y niñas es fundamental para que el juego se convierta en una experiencia lúdica entretenida y divertida.
Aprender a escuchar y respetar la opinión de otros peques es el primer paso para desarrollar la empatía.
La empatía es la capacidad de situarse en en lugar de los demás, un elemento fundamental de la personalidad de nuestros hijos e hijas que impedirá que en el futuro se conviertan en personas egoístas, egocéntricas o introvertidas.
Sentirse valorado
Como se ha comentado, los niños y niñas que participan en el juego social desarrollan habilidades de escucha, respeto por las opiniones de los demás y empatía. Por ello, uno de los grandes beneficios del juego social es que nuestros peques se van a sentir escuchados y valorados.
Esto reforzará su autoestima, les permitirá perder el miedo a expresar sus opiniones y dejar de lado prejuicios y tabúes. Es un paso determinante para reforzar la confianza en la personalidad de nuestros hijos e hijas.
Resolución de conflictos
En cualquier juego social se pueden dar conflictos de intereses, opiniones distintas, pequeños “enfados” entre los niños y niñas. Las relaciones y situaciones que emergen del juego posibilitarán que aprendan a resolver estos «inconvenientes» en un entorno seguro y controlado.
Descubrirse a sí mismos
El juego social ayuda a que nuestros peques conecten con los demás… pero también con su desconocido mundo interior. Les ayudará a tomar consciencia de sí mismos y de su cuerpo aprendiendo a mejorar sus capacidades sociales, psicológicas y psicomotrices.
Como puedes ver, todo son ventajas en el juego social. Y es que no hay nada como jugar con otros y pasarlo bien. ¿Recuerdas anécdotas y emociones de cuando jugabas de pequeño con tus amigos? Esto es lo que tu hija o hijo va a descubrir a partir de ahora a través del juego social.
Para acabar, te comentamos un último beneficio que quizás tú no viviste pero que, si duda, afecta a los niños y niñas de hoy en día: el juego social es la mejor manera de hacer que dejen el móvil y las pantallas a un lado. ¡No les privemos de algo tan importante!
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